lunes, 8 de julio de 2019
HACIENDO BARRIO 2019
Seleccionada para participar en esta exposición que se celebra un año más con motivo de las fiestas del 2 de mayo en el Centro Cultural Conde Duque.
sábado, 2 de febrero de 2019
MIRADAS ROZANDO SINFONÍAS DE COLORES: el arte pictórico de María Jesús Hernández
Paul Klee: «El arte no
reproduce lo visible; vuelve visible» (Teoría
del arte moderno).
La ventana del cuadro
es una superficie mágica y misteriosa en la que se cruzan y entreveran lo
visible y lo invisible (en reciprocidad, en tensión mutua). Es una caja de
resonancias y vibraciones, un receptáculo en el que un mundo se aloja y
comunica su sentido.
Si preguntamos por el
cometido de una obra pictórica podemos decir que ella da a ver, se propone visibilizar
lo invisible (y, también, invisibilizar lo visible, en un juego de tensiones
entre lo que muestra y lo que esconde). Así, un cuadro es un umbral en el que
se explicita un límite en lo (in)visible.
Preguntemos, pues, partiendo de la anterior
indicación: ¿qué nos dan a ver -o, más ampliamente a ‘sentir’- estas concretas
obras de arte (enormemente evocadoras y poderosas)? Señalarlo es, ante todo,
cursar una invitación a sumergirse en ellas, a perderse en su mundo, en el
sentido de su sensibilidad, en eso que a través de ellas se nos expone y revela,
sacudiendo nuestros hábitos y dejando emerger algo dormido o latente.
Su protagonista
principal -aunque no el único- es el color; así, aquí, todo el arte pictórico
se concentra en el juego de su distribución, en el modo de su composición. Las
oleadas de color se esparcen y se mezclan por capas, se superponen, se solapan,
se interrumpen, se delimitan mutuamente, se dispersan, se condensan. Los
colores predominantes son el rojo y el azul, con sus gamas correspondientes,
según sus grados de luminosidad, su matiz propio y su nivel de saturación: las
superficies rojizas y azuladas despliegan un amplio arco de tonalidades
sonoras, un ritmo musical, pero también silencioso, callado, como poso que deja
la melodía que se desvanece.
La trayectoria de un
artista es el rastro de su investigación, de su interrogación, y, también, de
las respuestas que ha ido localizando; cada obra artística -cada cuadro- es una
respuesta, un fragmento de ella. Esa trayectoria nunca es lineal: está siempre
enredada, viaja en múltiples direcciones a la vez; por otra parte, las
secuencias de obras concretas se agrupan en series (a veces bajo un título
colectivo), y cada una de ellas está movida por una exploración común, se
concentra en un motivo, en un interrogante, en una veta de extracción. Y,
¿cuáles son las coordenadas de esta búsqueda? Destacaremos dos: por una parte, el
azar desordenado, incluso caótico, del color se conjuga, en un equilibrio
inestable, con un orden geométrico, una trama matemática; por otra parte, cada
artista está definido, además de por su impronta indeleble, por una serie de
hitos de la tradición que han abierto una senda fecunda para la indagación
artística, así, esta búsqueda singular es una condensación de otras muchas: la
de Matisse, Klimt, Klee, Rotkho, Zobel, Richter, y, también, Fra Angelico y
Goya.
Pero volvamos a lo
principal: ¿qué se nos da a ver, a sentir (en una mezcla de perceptos y de
afectos), en estas obras pictóricas? En ellos nos atrapan sugerentes sinfonías
de colores, rítmicos conciertos de texturas. Cuando la mirada se posa en estos
cuadros, en estas superficies vivas y palpitantes, roza con su tacto unos
sonidos tejidos con colores; se despiertan, así, emociones serenas o agitadas
en medio del despliegue de una percepción que reúne en un mismo punto de intensidad
el tacto, el oído y el ojo.
Estas obras pictóricas
son, aplicando una palabra que se ha vuelto moneda corriente, “abstractas”. Y
eso es cierto, pero a la vez, como suele ocurrir, equívoco. Un “cuadro
abstracto” no está, por serlo, exento de referencias: apunta desde dentro de sí
mismo hacia fuera, hacia específicos temas o motivos. Muchos de los cuadros de
esta singular artista son paisajes y son atmósferas; son, juntándolos, paisajes
atmosféricos que nos envuelven y arropan. Cada una de las obras, con su mundo
propio, su peculiar combinación de orden y caos, nos solicita que la habitemos,
que vivamos en ella, que nos sumerjamos en su clima, dejándonos envolver por
ella, encontrando así refugio, cobijo, residencia. A su vez esos paisajes o
esas atmósferas nos orientan unas veces hacia abajo (al suelo, a la tierra) y
otras hacia arriba (hacia el cielo de las nubes diurnas o el cielo de las
noches estrelladas); y otras veces, nos orientan hacia el horizonte, hacia la dimensión
intermedia entre la tierra y el cielo, con el sucederse del día y la noche (y,
también, en ocasiones, nos transportan a la profundidad marina). Moviéndose
sobre estos ejes o coordenadas se despliegan con fuerza -a veces contenida y otras
desatada, en pura calma o en plena tormenta- unos universos cromáticos
seductores, atrayentes, llenos de brillo y esplendor.
Pero esto no es todo,
además de paisajes ensoñadores y atmósferas envolventes la búsqueda artística
se orienta, en varias series de obras, hacia la abstracción geométrica, o,
incluso, dentro de la abstracción figurativa (con la silueta de una hormiga
como hilo conductor de la composición). La indagación, por lo tanto, está
siempre enredada en distintas direcciones.
La superficie del
cuadro pintado no es, aquí, en estas obras, plana. Su específica profundidad
está en una trama de texturas generadas por la multiplicidad de capas. Y aquí
encontramos una feliz peculiaridad que merece ser destacada: la base o el fondo
de estos cuadros es un ‘estofado’ con láminas a veces de oro y otras de plata o
aluminio (unos metales nobles que, desde atrás, desde debajo, irradian sus
destellos y deslumbran con su fulgor); es reseñable cómo los artistas actuales
aprenden sin complejos del pasado, recuperando en un contexto contemporáneo
medios expresivos de la tradición.
Por estos cauces
sutiles, sinuosos y exquisitos discurre la meditada propuesta artística de
María Jesús Hernández. Merece la pena acercarse a este universo pictórico: está
lleno de alusiones, sugerencias, poéticas ensoñaciones concentradas en una
explosión unos colores palpables rítmicamente enlazados, sonoramente trenzados
en una sinfonía que es danza y reposo, recogimiento y expansión, música y
silencio.
Alejandro Escudero Pérez
TIME TO WARM UP
Hasta el 3 de marzo se puede visitar la exposición en el Hotel Eurostars Central. C/ Mejía Lequerica 10. Madrid
martes, 21 de noviembre de 2017
lunes, 26 de junio de 2017
martes, 26 de mayo de 2015
lunes, 26 de marzo de 2012
ESPEJO
En diciembre de 2011 compartimos el espacio Espejo en una colectiva con amigos. Aquí podeis ver una muestra de por dónde va mi búsqueda.
jueves, 27 de octubre de 2011
sábado, 21 de mayo de 2011
martes, 12 de abril de 2011
"TERRITORIO DESCONOCIDO" Universidad Rey Juan Carlos
El lunes 28 de marzo inauguramos la exposición Territorio Desconocido, en la que participo junto a Mª Jesús Velasco, Leandro Alonso, Diego Baselga, Emilio Gañán y Carlos Pascual.
Estará hasta el 29 de abril en el edificio del Rectorado de la "Universidad Rey Juan Carlos"
domingo, 7 de noviembre de 2010
sábado, 18 de septiembre de 2010
miércoles, 30 de junio de 2010
martes, 4 de mayo de 2010
GALERIA LORENZO COLOMO.
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